La Convención de la CRVMA representa la respuesta multilateral de las Partes Consultivas del Tratado Antártico (PCTA) para hacer frente a las posibles amenazas a los ecosistemas marinos antárticos resultantes del creciente interés comercial en los recursos pesqueros de la Antártida, entre ellos el kril. Siguiendo las recomendaciones del Comité Científico sobre la Investigación Antártica, la Reunión Consultiva del Tratado Antártico (RCTA) convocó la Conferencia sobre la Conservación de los Recursos Vivos Marinos Antárticos. En esta Conferencia se acordó el texto de la Convención de la CRVMA.
Tratado Antártico
El Tratado Antártico de 1959 adoptó inicialmente dos instrumentos para fomentar la preservación y protección de los recursos vivos en la Antártida. Limitados al área del Tratado Antártico (al sur de los 60°S), el primero de ellos se concretó en las Medidas Convenidas para la Protección de la Fauna y de la Flora en la Antártida de 1964, que entraron en vigor en 1982.
A estas medidas siguió la Convención de 1972 para la Conservación de las Focas Antárticas (CCAS en sus siglas en inglés), cuyo objetivo era promover y realizar los valores de protección, investigación científica e utilización racional de los pinnípedos antárticos, y mantener un equilibrio satisfactorio con el sistema ecológico. El ámbito de CCAS también se limita al área del Tratado Antártico, y entró en vigor el 11 de marzo de 1978.
La explotación extensiva de peces en zonas subantárticas a finales de los sesenta y mediados de los setenta, junto con la aparición del interés en la explotación a gran escala del kril antártico, originó una seria preocupación sobre la sostenibilidad de dichas pesquerías.
En la octava Reunión Consultiva del Tratado Antártico (RCTA-VIII) en 1975, las PCTA adoptaron la Recomendación VIII-10, que señalaba la necesidad de “promover y realizar, dentro del marco del Tratado Antártico, los valores de protección, investigación científica y utilización racional de los recursos vivos marinos [antárticos]”. Esta Recomendación luego enfoca la atención en la investigación científica como base fundamental para la protección y la utilización racional de los recursos vivos marinos antárticos.
Contribución de SCAR
El Comité Científico sobre la Investigación Antártica (SCAR en sus siglas en inglés) fue invitado a proporcionar asesoramiento con respecto a las principales áreas científicas en las que se deben llevar a cabo investigaciones.
SCAR respondió a ellas mediante el programa Investigaciones Biológicas de las Poblaciones y los Sistemas Marinos Antárticos (BIOMASS) en 1977. El objetivo principal de BIOMASS era el de conseguir un conocimiento más profundo de la estructura y funcionamiento dinámico del ecosistema marino antártico como base para la ordenación futura de potenciales recursos vivos. Además de la labor realizada por la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) en 1977, BIOMASS destacó la importancia del kril como especie fundamental del ecosistema marino antártico y subrayó la preocupación imperante entonces: la posibilidad de que la explotación no sostenible a gran escala del kril pudiera tener graves consecuencias sobre aves, focas y ballenas que dependen del recurso para su alimentación.
En el curso de los siguientes ocho años el programa BIOMASS patrocinó investigaciones importantes, incluida la primera prospección acústica de kril a gran escala, en 1981 – el Primer Estudio Internacional de Biomasa (FIBEX).
Convención de la CRVMA
Mientras tanto, la Recomendación IX-2 de la RCTA (Londres, 1977) hizo un llamamiento a las Partes del Tratado Antártico para que contribuyeran a la investigación científica sobre los recursos vivos marinos antárticos, se atuvieran a directrices provisorias relativas a su conservación, y celebraran una Reunión Consultiva Antártica Especial con el fin de instaurar un régimen de conservación definitivo para dichos recursos.
Ello llevó a la Conferencia sobre la Conservación de los Recursos Vivos Marinos Antárticos que comenzó en 1978 y concluyó con la firma de la Convención sobre la Conservación de los Recursos Vivos Marinos Antárticos (Convención de la CRVMA) en Canberra el 20 de mayo de 1980. La Convención de la CRVMA entró en vigor el 7 de abril de 1982.
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